jueves, 4 de marzo de 2010

TEXTO PRESENTACION CARTEL SEMANA SANTA 2010

PRESENTACIÓN DEL CARTEL OFICIAL DE LA SEMANA SANTA DE UBEDA 2010[1]

AUDITORIO DEL HOSPITAL DE SANTIAGO
Sábado, 16 de Enero de 2010.
Presentación a cargo de:
- D. Joaquín Chamorro Ibáñez
- D. Enrique Blanco Ubalde

Mirad a Jesús el Mesías que llegada la hora y montado a lomos de un borriquillo se acerca humilde a la Ciudad Santa extendiendo su mano, sabedor del sufrimiento y la muerte que le aguarda para resucitar por nosotros.

“Ecos en San Lorenzo”, interpretada por la Banda María Santísima del Amor.

Señor alcalde, autoridades, señores presidentes de la Unión de Cofradías y de la Agrupación Arciprestal, hermano mayor de la Real Cofradía de La Entrada de Jesús en Jerusalén y Maria Santísima del Amor, representantes de las distintas cofradías y hermandades, señoras y señores:

Hemos sido designados mi buen amigo Joaquín y yo por la junta de gobierno de la Real cofradía de la Entrada de Jesús en Jerusalén y Maria Santísima del Amor como presentadores del Cartel de la Semana Santa de Úbeda 2010, lo que nos produce un gran orgullo y, por qué no decirlo, una gran responsabilidad especialmente con nuestros hermanos cofrades y el pueblo de Úbeda. Nuestro agradecimiento más sincero por la labor que se nos ha encomendado.

Está próxima la Cuaresma, son días en los que nos preparamos para la Pasión, Muerte y Resurrección de Jesús y con ella se amplifican los sonidos de nuestra Semana Santa, sus colores iluminan las casas, el olor a incienso nos acompaña, los preparativos se van haciendo acuciantes y cada noche las bandas, nos recuerdan que pronto amanecerá otra Semana Santa.

Con este acto abrimos un período de reflexión, de anticipación ante lo que está por llegar y que tendrá su punto álgido en la Semana de Pasión que comenzará el Domingo de Ramos con Jesús a lomos de un borriquillo, porque las puertas del cielo solo se abrirán para los humildes.

Aquí y ahora, hemos sido testigos de cual será la imagen que nos representará más allá de nuestras murallas, una magnifica instantánea con la que Úbeda presenta su Semana Santa. Este acto encarna no sólo el sentir cofrade que emana por cada poro de nuestra ciudad sino que abre los brazos al visitante, a todo aquel que desee vivir una estampa única compuesta por nuestras cofradías y la hospitalidad de su gente.

Parece una obviedad el referirse a una imagen. Sin embargo, ¡son tantos los sentimientos que evoca para los que vivimos con intensidad la Semana Santa! Mi intención no es otra más que hacerles partícipes de la honda emoción que me embarga y hoy nos congrega.

En el magnífico cartel que acabamos de descubrir observamos la salida triunfal del majestuoso paso de la Entrada de Jesús en Jerusalén una tarde soleada de Domingo de Ramos, acompañado por el calor de su gente que con tanto anhelo ha esperado este momento.

El término “instantánea” describe, a mi modo de ver, fielmente la fotografía elegida como cartel para este año. Se congela el tiempo en un instante que queda grabado en nuestra retina y que aglutina no sólo elementos visuales sino que también rememora momentos ya vividos, el aroma a incienso que nos embriaga, el rumor de la multitud que se atenúa con el chirriar de los goznes del pórtico de la Santísima Trinidad ante la inminente salida de la Cruz Guía plateada que abre el cortejo multicolor de penitentes.

“Al Rey de la Trinidad”, piano y solo de cornetas.

La melodía de la corneta y la cadencia del tambor interpretando “Al Rey de la Trinidad” reafirman la alegría que nosotros, como hermanos del Borriquillo, sentimos al abrir cada año nuestra Semana Santa.

Aquel magnífico día numerosos fotógrafos acompañaron a Jesús en su caminar dispuestos a capturar un momento único, digno de representar a nuestra cofradía y a Úbeda en su cartel anunciador de la Semana Santa de este año.

Cuan difícil es captar la esencia de una hermandad en un instante, un momento mágico recogido magistralmente por nuestro hermano Gabriel Sánchez Bellón, cuya reputación como fotógrafo ubetense y cofrade del “Borriquillo” le precede, y gracias al que podemos disfrutar de este instante que aglutina indefectiblemente no sólo una imagen sino un sentimiento.

La Real Cofradía de la Entrada de Jesús en Jerusalén y María Santísima del Amor ya había sido protagonista del cartel anunciador de la Semana Santa de Úbeda en dos ocasiones anteriores, siendo ésta la primera en la que ambos titulares comparten el protagonismo.

Corría el año 1973 cuando se disfrutó de este privilegio por primera vez. No fue hasta veinte años más tarde, en 1993, cuando se plasmó el discurrir de Jesús por la Plaza de Santa María, en una tarde primaveral. Ahora, 17 años después, todo recobra aún más sentido. Durante este tiempo se ha fusionado la ilusión de los jóvenes con la templanza de los mayores para que nuestro “Borriquillo” crezca manteniendo su esencia inalterable.

Pero centrémonos con más detalle en la imagen. Detengámonos un momento para admirar la estampa que refleja la armonía de la multitud en torno a Jesús y María, el sol reflejado en las capas doradas, la cadencia de las palmas que enfilan el Pórtico de la iglesia de la Trinidad, también llamada Puerta del Mediodía, rematada por una hermosa lonja elevada para salvar el desnivel del terreno. Y cómo avanzan lonja abajo ante la mirada atónita de unos niños, otros que lo fueron y hoy ya adultos guardan en sus corazones tantas tardes de Ramos.

Un alo dorado lo inunda todo y nos sobrecoge una profunda impresión, una sensación que estoy seguro de que a todos y cada uno de los presentes nos ha hecho revivir por un instante, un momento único, recordándonos que debemos prepararnos para lo que es ya inminente.

Jesús sobre su imponente trono dorado que lo acoge y lo eleva en su caminar para que todos sin falta puedan verlo. Fue en 1951, un Domingo de Ramos a las 4.30 de la tarde cuando el pueblo de Úbeda vio aparecer en la elevada lonja de la Trinidad la imponente imagen de Jesús por primera vez. No fue hasta 1956 que el magnifico imaginero Palma Burgos concluyó la talla del majestuoso trono de Nuestro Señor.

Cuentan las crónicas que: “Llamaban la atención, como hoy en día, sus amplísimas proporciones pero sobre todo el delicado tallado que se labró en la madera de color rojizo que había sido traída expresamente desde África, conocida con el nombre de coral[2].”

No pasa desapercibida para el buen observador la frondosa palmera de ramas verdes que derrama su sombra sobre la cabeza de Jesús y mitiga el calor de esa tarde de Ramos y Palmas.

“Donde no hay amor, poned amor y encontrareis amor”
dijo San Juan de la Cruz.

“Un recuerdo”, piano y solo de corneta.

María Santísima del Amor, atraviesa el pórtico de la Trinidad para acompañar a su hijo y ella sabedora de todo lo que acontecerá en los próximos días compartirá su camino y su dolor al afrontar su destino, materializándose el milagro que hoy nos da esperanza y que nos hace continuar, conocedores de que todo tiene aquí su principio.

Hay un instante en el que parece que cruzan una profunda mirada. Jesús no quiere hacer sólo su camino de Pasión si no es sintiendo el Amor infinito e incondicional de su Madre, María del Amor.

Hablamos del Amor de una madre hacia su hijo que enfrenta un destino implacable; el que se vislumbra en la mirada de María con la certeza del sacrificio que Jesús debe realizar para salvarnos. Esa mirada que toda madre muestra ante la incertidumbre y los retos que sus hijos afrontan en la vida. La lucha que se desata en su interior ante la necesidad de proteger a un hijo y la serenidad y aplomo que muestra, sabedora de que el tiempo se acaba.

El amor no es un valor abstracto. Esas mismas muestras de amor las vivimos cada día en el sacrificio de los padres por sus hijos; es el motor que nos mueve sabedores de que hacemos lo correcto a pesar de las dificultades, de muros que parecen insalvables y de obstáculos infranqueables. Que sea pues el amor el que nos mueva y lo hallaremos, como le pedimos a Nuestra Madre en oración:
“Maria Santísima del Amor,ayúdanos para que todos los hombres y mujeres de la tierra
lleguemos a comprender el verdadero significado de “Amor”

“Prendío por Amor” interpretada por la Banda María Santísima del Amor.

Jesús no estaba solo y ahora tampoco lo está. El Domingo de Ramos lo acompañaremos como en su día lo hicieron sus discípulos, compartiendo su camino e intentando seguir sus enseñanzas.

En ese día se aúnan la impaciencia y la ilusión de nuestros hermanos cofrades y la de todos los que serán testigos del discurrir de Jesús en nuestra ciudad, Patrimonio de la Humanidad.

Ya de mañana bien temprano la banda del Borriquillo recorre las calles de Úbeda para anunciar a todos que Jesús está próximo y que entrará triunfal en la ciudad, proclamando su mensaje de amor y esperanza.

Mientras tanto en nuestra sede, una actividad frenética nos arrastra y un ejército de palmas y guantes negros lo ocupan todo. Son momentos de hermandad y por unos instantes un desorden perfecto preside nuestro encuentro.

Los ecos de las alegres melodías de nuestra banda anuncian su llegada. Se acercan por la avenida, a lo lejos se oyen sus marchas y un escalofrío recorre mi espalda.

Antes de que te des cuenta se forma el guión. Pronto llegaremos a San Nicolás para la Bendición de las Palmas en una sobria y entrañable ceremonia.

Con las palmas lo aclamamos como Rey, venido en nombre del Señor como en su día lo hicieron los habitantes de Jerusalén que salieron a su encuentro.

“Hosanna” interpretada al piano por D. Cristóbal López Gándara.

En la Iglesia de la Santísima Trinidad una multitud de fieles y hermanos nos esperan para participar en la Solemne Fiesta Principal en honor a Nuestros Titulares y revivir juntos el relato de la Pasión de Cristo, rodeado de un ambiente de piadoso silencio y recogimiento interior.

En la procesión del Domingo de Ramos recordamos cómo Jesús fue recibido a su llegada y nos unimos a la multitud de discípulos que con alegría lo acompañaron en su entrada triunfal en Jerusalén.

Esta alegría confirma nuestro “Sí“ a Jesús como aquel que nos indica el camino y al que queremos seguir y acompañar, gritando ¡Hosanna! ¡Bendito el que viene en nombre del Señor! (Juan 12-13)

Tengo que darme prisa, vestir mi hábito, y coger mi palma. No puedo fallarle este año y bajo el anonimato de mi capirucho me siento protagonista porque voy junto a “él”, renovando mi compromiso como cofrade y hermano en Cristo.

Ya todo está en su sitio, preparado para la salida. El guión se despliega sobre la lonja de la Trinidad al ritmo que marcan los tambores, que en silencio, se colocan esperando a nuestro Padre para acompañarlo en su entrada triunfal en Jerusalén.

Qué gran contraste el que se produce entre el recogimiento y la soledad del penitente con la algarabía que se cierne entorno al guión. Las capas doradas brillan movidas por el viento y reflejan el valor con el que reluce su mensaje de esperanza en la oscuridad de este mundo.

Se abren las puertas de Templo, Jesús dispuesto a realizar un año más su camino atraviesa el pórtico y parece que bendiga a su pueblo allí reunido mientras éste lo aclama como Hijo de Dios.

La Banda Joven del Amor le da la bienvenida, y lo recibe como han soñado a largo de todo un año y de la mejor manera que saben, elevando sus plegarias al cielo como si de un salmo se tratase. No con palabras sino con música, que aflora directamente de sus corazones.

“Madre del Amor” interpretada por la Banda María Santísima del Amor.

María, su madre, nuestra madre, símbolo de amor infinito, de amor perfecto y puro ya se asoma a la multitud que la espera impaciente. De repente se para el tiempo y se hace el silencio; un silencio lleno de amor, de plegarias y de fe. Ahora sólo importa este instante.

Una vez salvada la lonja, el guión se dirige Corredera abajo flanqueando a Jesús. Dos ángeles, rodilla en tierra, le abren paso con sendas palmas rizadas a modo de trompetas que anuncian la llegada del hijo de David mientras que “El Borriquillo” avanza sobre el mullido terreno sembrado de mantos y ramas de olivo. Ese olivo, que tanta importancia cobra en nuestra vida diaria, árbol fecundo, símbolo de la inmortalidad de Cristo, porque vive, se renueva y da fruto desde hace miles de años. Ese símbolo de paz y reconciliación.

La celebración de este día es como recorrer con Cristo el camino desde su entrada en Jerusalén hasta su muerte en la Cruz. Juntos recorremos las calles, arropados por la alegría de los cofrades y el pueblo hasta completar el camino que nos lleva finalmente de regreso al templo. Allí una explosión de sentimientos, de luz y de color pone fin al Domingo de Ramos y da continuidad a lo que escribieron los profetas.

Nuestra Semana Santa no es un hecho puntual que conmemora durante una semana la Pasión, Muerte y Resurrección de Jesús, sino que es Semana Santa durante todo el año en el que las hermandades y cofradías que la componen desarrollan una profusa labor social.

Es importante reconocer y agradecer a todos los cofrades y a todo aquel que se compromete, que con su esfuerzo, con su dedicación y su fe hacen posible la Semana Santa como es, como la conocemos, como la hemos vivido desde pequeños.

Esta es nuestra Semana Santa, en la que todavía tenemos mucho por hacer y a la que debemos contribuir con nuestro trabajo a su presente y colaborar juntos en la construcción de su futuro. Así pues renovamos firmemente nuestro compromiso como Hermanos en Cristo.

Hablar de la Semana Santa en Úbeda es hablar de hermandad y de compromiso. Ambos términos rebosan significado cofrade. La mano tendida de Jesús, como podemos observar, es indudablemente un mensaje de bondad, de ofrecernos a los demás en tiempos difíciles y de generosidad. Ofrecer hospitalidad al viandante era el espíritu con el que nació la Orden de los Trinitarios y Redención de Cautivos, de cuyo templo partimos cada año para acompañar a nuestro señor por las calles de Úbeda. Es la vocación de nuestra Hermandad la de hacer honor a su nombre y darle sentido a este grupo humano mediante una labor social que se antoja indispensable para los que menos tienen. Nuestro mundo, caótico tantas veces, encuentra la armonía en los vínculos que se establecen entre las personas.

¿Cuál es el sentido de admirar unas magníficas imágenes de Jesús y María si no vemos más allá? ¿De qué sirve procesionar por las calles si no atendemos más que a las formas y no al fondo?

Debemos buscar en nuestro interior y ser consecuentes, como hacían los padres trinitarios, demostrando así que el valor de la persona está muy por encima de cualquier otro tesoro.

En nuestra penitencia manifestamos que estamos ahí para los demás, la empatía con el sufrimiento de Cristo y de tantas personas hoy en día.

Ofrezcamos esa mano que Jesús nos tiende desde un humilde borriquillo. Salgamos de aquí, hoy, sabiéndonos partícipes de que encarnamos los valores en los que creemos como cristianos y que nos han transmitido nuestros padres cuando nos cogían de la mano un Domingo de Ramos y nos explicaban lo que hizo Jesús por los demás. Hagamos que todos conozcan su mensaje.

Señoras, señores, queda presentado el cartel de la Semana Santa de Úbeda de dos mil diez.

Gracias y buenas noches.

[1] Acompañan al piano D. Cristóbal López Gándara y la Banda de Cornetas y Tambores María Santísima del Amor.
[2] Herrador Marín, Pedro Mariano, Nuestras Cofradías en el siglo XX. Tomo 2: 1939 -1960, (pag. 350)

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